jueves, 28 de abril de 2016

MANUEL VASSALLO: AMIGO, PADRE Y PASTOR

PADRE MANUEL VASSALLO PASTOR


21.07.49   -   21.04.15


¡Siempre Supo Discernir los Signos de los Tiempos! (Cfr. GS 1)

¡Uyariqpuni pachakunaq puririqninta!

¡Jupasti yatipuninwa amuytana take pachanakana untawipa!

MANUEL    VASSALLO:   AMIGO, PADRE  Y  PASTOR



Manuel nació en Lima el 21 de julio de 1949, pero encontró su destino entre los más pobres del altiplano del Perú. Su espíritu noble se notó desde muy pequeño. Tenía 4 años y su mamá le había comprado zapatos nuevos por fiestas patrias. De pronto salió al callejón vecino a jugar  y cuando volvió ya no los tenía puestos. Se los había dado al negrito Lobatón, vecinito muy pobre. Este testimonio nos lo dio su hermana Cecilia.

Su deseo de ser sacerdote lo sintió Manuel desde muy niño. Y así se encaminó a los salesianos. Con ellos estudió desde tercero de primaria y toda la secundaria. De adolescente, junto a su compañero y amigo Josè Rivadeneira, hacía de monitor en las misas (estas todavía eran en latín) y participaba en grupos pastorales de apoyo a los ancianos de la Av. Brasil y a los enfermos de la clínica "Internacional". 

En 1966 Manuel ingresó al Aspirantado salesiano. Después entró al Estudiantado filosófico en Chosica. En 1969  hubo una gran crisis de época en la congregación y Manuel, al igual que otros compañeros, dejó la congregación pues esta no satisfacía sus profundas inquietudes. Poco tiempo después se contactó con el entonces obispo de Puno, Julio González Ruiz, quien lo envió a estudiar filosofía en Gallarate, Italia. Ahì permaneció tres años. Ya desde esos tiempos le apasionaba el profeta Amós, como atestigua su amigo sacerdote Josè Rivadeneira. En Italia entablò una profunda amistad con Severino Dianich, pàrroco de Caprona y consultor de la Conferencia Episcopal  italiana.

Entre 1973 y 1976 Manuel estudió sociología en la Universidad Católica de Lima y formó parte de la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Católicos). Ahí entabló una entrañable amistad con los sacerdotes Gustavo Gutiérrez  Jorge Alvarez Calderón, quien fue desde entonces hasta el final su director espiritual. Tambièn con los sacerdotes Luis Fernando Crespo y Hugo Echegaray.  Durante unos dos años fue a vivir al pueblo joven El Progreso junto con otros compañeros. Y semanalmente, apoyados por Jorge Alvarez Calderòn, hacían su revisiòn de vida. Esto enriquecía su vivencia en un barrio pobre de Lima.

Su inquietud sacerdotal nunca se apagó y así en esos mismos años formó un movimiento de laicos que optaban por el sacerdocio (SULOS), que tuvo en su seno a jóvenes de distintos lugares del país, que buscaban una teología  acorde con los nuevos tiempos y solidaria con los más pobres.Yo también fuí uno de los que participé de dichos encuentros donde nos acompañaban sacerdotes y obispos comprometidos. A Manuel lo conocí en 1973 de una manera simpàtica. Me llamó por teléfono  a Ica pues deseaba conocerme. Convinimos en que nos encontraríamos en el Curso de Verano de la Universidad Católica, en  la primera pausa. Me senté a escuchar la charla, pero antes conversé animadamente con un joven que estaba a mi derecha. Al llegar la pausa le dije que me  disculpara un rato pues tenéa que encontrarme con Manuel Vassallo: El me dijo: Yo soy. Un fuerte abrazo lleno de sorpresa y alegría inició y selló nuestra gran amistad.

Era el año de  1976 y ya estaba de obispo de Puno Jesús Mateo Calderòn. Manuel, de acuerdo con él,  se dirigió emocionado a conocer su diócesis. Luego, en mayo,  fue enviado a conformar el equipo pastoral de la parroquia de Azángaro, experiencia inolvidable que compartió con Ricardo Vega, Ronald Llerena, René Pinto, Marìa Victoria Calle, Blanca Oliva, Rosa Eva Builes y Elisa Velásquez, entre otros.

Manuel fue ordenado sacerdote por el  Obispo Jesús Calderón el 30 de noviembre de 1978. La misa se realizó en la capilla "Reina de las Amèricas", Santa Catalina (La Victoria, Lima).  Asistieron su mamá Elva, la abuelita Francisca, sus hermanas y demás familiares. También sus amigos salesianos,agentes pastorales de distintos lugares del Perú,  los equipos parroquiales de la diócesis de Puno, representantes de las comunidades campesinas de Azángaro y de los barrios limeños de Collique y Progreso, el obispo auxiliar de Lima, Germán Schmidt y Albano Quinn, obispo de Sicuani. En esa ocasión el obispo Jesús le dijo: "Haz como Cristo que experimentó las miserias de sus hermanos para liberarlos del pecado. Desde tu fe, desde tu misa de todos los días acércate con humilde coraje al mundo de los pecadores, de los malditos, al mundo inmenso de los satanizados por los poderosos, por el único delito de estar aprendiendo, también desde su fe, a ponerse de pie, conscientes de su dignidad de hijos de Dios para reclamar justicia, para gritar su hambre de pan y de justicia, para construir un mundo nuevo según el corazón de Cristo".

 Posteriormente enrumbó a Lyon, Francia para continuar sus estudios. En el Instituto Teològico de esa ciudad trabajò con el teòlogo dominico Christian Duquoc, renombrado profesor de Cristología. Luego pasò a San Cugat  de Vallés en Barcelona donde tuvo de profesor al no menos famoso teólogo José Ignacio González Faus. En esos años yo también estaba haciendo postgrado en Innsbruck (Austria) y acordamos en 1980 viajar juntos a Grecia tras las huellas del apóstol Pablo. Ese viaje fortaleció nuestra amistad y nuestro conocimiento del nuevo testamento. Y me hizo recordar a otro viaje que hicimos los dos y Josè Rivadeneira en los años 70 a Riobamba (Ecuador) para conocer al obispo de los indígenas, Leonidas Proaño, y beber de su sabidurìa.

Llegado al altiplano del Perú le fue encargada la parroquia de Caracoto. Corría el año de 1981. Fueron décadas de inmenso compromiso no solo en Caracoto, sino conjuntamente con la Iglesia del Sur Andino. En ella participó plenamente, formando parte de diversas comisiones que la gravedad del momento requería. En los tiempos más peligrosos del terrorismo de Sendero y del MRTA y del terrorismo del Estado permaneció con el pueblo sufriente, resistente y creativo. Durante todo ese tiempo fue profesor de sagradas escrituras, en lo que era especialista, y prefecto de estudios en el Seminario "Nta. Sra. de Guadalupe" fundado en 1979 por los obispos del sur andino. El 2006, ante la llegada de obispos beligerantes del Opus Dei y del Sodalitium, junto con otros 4 sacerdotes, renunció a ser profesor en el seminario.

Multitud de veces fue invitado a dar charlas en las distintas jurisdicciones del sur andino, como retiros a diversas congregaciones del Perú y del extranjero y en los últimos años fue profesor en el Seminario "Juan Bautista Vianney" de Puerto Maldonado.

Amplio en su mirada pastoral vio que ella también debía colaborar en la nutrición y en la educación de los niños y niñas. Así en el 2002  inauguró el comedor infantil "Giordano Liva" en Caracoto y  en el 2006 creó el jardín de la infancia "Giordano Liva". Seis años después inició la escuela primaria del mismo nombre. Giordano Liva fue un joven de la Universidad de Pisa, Italia, con una visiòn solidaria del mundo. Despuès de su muerte, a causa de un càncer, sus familiares y amigos crearon una fundaciòn con su nombre para que esa solidaridad siempre continuara. Manuel promovió tambièn durante largos años la participación de jóvenes campesinos de Caracoto en la JARC (Juventud agraria rural católica).


El 6 de diciembre del 2003 muchos nos congregamos en torno a Manuel para dar gracias a Dios por sus 25 años de sacerdocio. Estuvieron presentes su hermana Nela y su sobrino Daniel y muchas amistades.  Ahí él, como otras veces, nos habló con el corazón. Entre otras cosas dijo: "No puedo terminar esta reflexión sin agradecer tanto a tantos. Agradecer a mi familia, a los que ya no están y a los que siguen viviendo, que siempre aceptaron mis opciones, que siempre me respetaron y animaron y que me dieron mucho sin exigirme nada. A la Iglesia y al pueblo de Puno, en especial de Caracoto, que me acogieron con cariño y en cuyas tierras he entablado lazos entrañables de amistad. A los pastores de la regiòn como Julio, Alberto, Lucho Dalle y Lucho Vallejos, que estàn en el cielo y a los que aún estàn: Jesùs Mateo, Albano, Paco, Raymundo, y a los actuales obispos. Gracias Juan (Godayol), tù y Elio (Pèrez), encarnan las dos experiencias de fe màs importantes que he tenido despuès de la de mi familia, la vivida en los salesianos y la vivida en el sur andino."

En el 2006, continuando lo que había iniciado el buen amigo dominico Bernardo Fulcran en el Cusco,  Manuel, apoyado por los "Amigos de Puno", inició las Festibiblias en la diócesis de Puno. Desde esa fecha e ininterrumpidamente se llevan a cabo cada ùltimo sábado de setiembre con la participaciòn entusiasta de miles de jòvenes.  Ese mismo año con la presencia de obispos fundamentalistas en el sur andino, enjuiciadores de la pastoral vivida en los ùltimos 40 años, se inicio un "invierno eclesial". Ante esa nueva situaciòn surgiò en muchos de nosotros el firme deseo de continuar en la pràctica evangélica de la opciòn por los pobres. Fue así que Manuel participó activamente en la gestación y creación (22.XI.07) del ISAIAS (Instituto sur andino de investigación y acciòn solidaria), importante movimiento laical que sigue respondiendo a los desafìos y vivencias que plantea el mundo andino.

A mediados del 2013 Manuel se empezò a sentir mal. Le fue detectada la enfermedad de la miastenia, que la llevò con mucha entereza. Recibiò el afecto y el acompañamiento de sus hermanas Nela y Cecilia, de su sobrina Roxana, enfermera,  y de muchos de sus amigos/as y hermanos sacerdotes de la diòcesis de Puno y de otros lugares. El 21 de abril del 2015 falleciò por una complicaciòn de peritonitis severa. Sus restos mortales reposan en el altar mayor del templo de Caracoto.


Muchas personas han dado y siguen dando  testimonio de la vida y del ejemplo de nuestro amigo Manuel. Queremos resaltar tres de ellos.

El primero es el de Jorge Alvarez Calderòn, su director espiritual. En sus 25 años sacerdotales Manuel había hablado de Jorge lleno de agradecimiento: "El ha sido para mì un hermano, un padre, un amigo, un compañero, un colaborador, un acompañante". Y, a su vez,  el 11 de abril del 2016 Jorge se expresò de esta manera: "Manuel fue un gran compañero y yo tuve la gran dicha de acompañarlo desde los inicios y, sin pensarlo, hasta el fin. Para mì ha sido una experiencia muy profunda que me ha marcado en estos mis ùltimos años de vida. Ha sido una gracia para mì este gran amigo y testigo". 


El segundo testimonio es de Samuel Betancurt, joven sacerdote del altiplano puneño: "Los amigos mayores seminaristas comentaban con mucha convicción que Manuel era un formador recto y exigente en los deberes del Seminario. Y a mi, seminarista principiante, eso me llamó la atención y quería conocerlo y mi petición a Dios era esta: ir a la Parroquia de Caracoto a conocer a Manuel y, tal vez, hacer ahì mi práctica pastoral. Mi petición fue concedida. Era el año 2004. Desde ese momento nunca dejé de ir a Caracoto. Nunca  voy a olvidar el primer encuentro en su casa. Manuel  me acogió con cariño, conversamos largamente y finalmente me explicó el funcionamiento de la  parroquia. Era la primera vez que entraba a una parroquia, que por cierto marcó mi vida: desde aquel entonces nunca cambié de parecer de ser sacerdote.  Manuel fue  mi referente para ser sacerdote, luego fuimos haciéndonos amigos. Después descubrí que él era mi hermano, mi amigo y también mi padre". 


El tercero es el de su gran amigo de la niñez, José Rivadeneira, que me escribió hace unos dìas: "Me alegra mucho que mantengan viva la memoria de Manuel. Creo que alimenta nuestro ministerio sacerdotal. Por eso su muerte fecunda su obra y su ministerio. Manuel fue padre y pastor, pastor no solamente por su apellido, sino por su identificaciòn con el buen Pastor."


¡Manuel amigo, reza por nosotros, por la tierra y la Iglesia que tanto amaste!


Juliaca, 14 de abril del 2016


Luis Zambrano






HOMILIA de Mons. Jesús Calderón en el día de la      Ordenación Sacerdotal de Manuel Vassallo Pastor.

Lima, 30 de Noviembre de 1978.

Manuel: has sido elegido por Dios desde el seno de tu madre. El te salvó y te llamó destinándote a ser suyo, a ser santo, no en consideración de lo bueno que hubieras hecho sino porque este fue su propósito: Esta fue la gracia  de Dios que ha concedido en Cristo Jesús desde la eternidad. Tú, hijo, te diré con el apóstol, fortalécete con esta gracia. Soporta los sentimientos como buen soldado de Cristo. Porque si hemos muerto con él,  con El también viviremos. Si sufrimos pacientemente con El, también reinaremos con El.
Tu madre y demás parientes; tus primeros educadores en la fe, loa padres salesianos aca representados; los sacerdotes; tus profesores; las religiosas; tus hermanos los pobres de los barrios de Collique y el Progreso; tus compañeros de trabajo y representantes de las comunidades indígenas y campesinas del altiplano de Azángaro, San José y tantas otras comunidades por las que tu andas; los equipos misioneros de la zona de Azángaro y de toda la diócesis de “San Carlos Borromeo” de Puno; Mons. German Schmitz, Obispo auxiliar y Vicario General de la Arquidiócesis de Lima; Mons. Albano Quinn, Obispo de Sicuani, y tu Obispo que te habla, nos encontramos aquí porque estamos convencidos de tu elección por parte de Dios para ser su ministro, para ser su sacerdote, por eso estamos alegres festejando la gratitud de los dones del Señor. Queremos que esta ordenación sacerdotal sea para ti motivo para una más concreta y vivencial configuración con Cristo. Que tu respuesta a este don inefable sea una conversión cada día más auténtica y profunda hasta el mundo de las Bienaventuranzas por tu identificación con los pobres, en el hambre y en la sed, en la inseguridad y el abandono.
Para ser un sacerdote comprometido, compasivo y misericordioso, has como Cristo que experimentó las miserias se sus hermanaos para librarnos del pecado. Desde tu fe, desde tu Misa de todos los días, acércate con humilde coraje al mundo de los pecadores, de los malditos, al mundo inmenso se los satanizados por los poderosos, por el único delito de estar aprendiendo, también desde su fe, a ponerse de pie, conscientes de su dignidad de hijos de Dios para reclamar justicia, para gritar su hambre de pana y de justicia, para construir un mundo nuevo según el corazón de Cristo.
El Papa Pablo VI, al terminar su Encíclica “Populorum Progression”, decía: “Este camino hacia más y mejores sentimientos de humanidad, pide esfuerzo y sacrificio, pero el miso sufrimiento aceptado por amor de nuestros hermanos, es portador de progreso para toda la familia humana. Los cristianos saben que la unión con el sacrificio del Salvador contribuye a la edificación del Cuerpo de Cristo: El pueblo de Dios reunido” (N° 79).
Mantén tu identidad sacerdotal, que esta sea auténtica, no tengas jamás ninguna superioridad de poder y dominación. Acuérdate de Cristo que haciendo caso omiso de su condición divina no vaciló en hacerse uno de nosotros. Que tu distintivo sea mayor aguante, una mayor humildad, mayor capacidad de servicio al pueblo, desde una clara opción por los pobres. Que esta opción sea motivo de credibilidad de la Buena Nueva que predicamos. Vive en la invisibilidad del amor de Cristo a través de su pueblo, este amor consérvalo por la oración y la eucaristía, por la amistad en el Evangelio.

Jesús Calderón Barrueto  O.P. 





MANUEL VASALLO – 25 AÑOS
6 de diciembre 2003

Hace veinticinco años, buscando un texto bíblico que resumiera lo que estaba viviendo llegada mi ordenación sacerdotal, escogí el texto de Juan “nuestra alegría nadie será capaz de quitárnosla”, tienen en sus manos en el folletito recibido, la copia de la misma invitación que algunos de ustedes  recibieron hace 25 años. Nunca me imaginé que ese texto iba a ser hoy día, el reflejo de lo vivido junto a ustedes a lo largo de estos años.

Hemos vivido juntos experiencias de búsqueda frente a la situación concreta de los pobres de nuestra región, enfrentándonos a situaciones sumamente crudas y difíciles, el horror de los años de violencia descritos en el reciente informe de la CVR  nos recuerdan también los desafíos tenidos en esos años, las incomprensiones sobre nuestra labor pastoral y tantas otras cosas más, no nos hicieron, a pesar de todo, perder la alegría. Porque la razón última de nuestra presencia como Iglesia en todas estas circunstancias no es otra que el proclamar la victoria sobre el mal realizada en Jesucristo.

Quisiera compartir con ustedes tres cositas de lo que han significado para mi estos años como sacerdote en el Sur Andino, no quiero hacer frías especulaciones teológicas generales sobre el sacerdocio, sino supuestas estas, compartir lo que en concreto para mi ha significado el ser sacerdote en este Iglesia.

1.- He vivido en primer lugar una experiencia profunda de lo que es la amistad. Creo que para la vida de un sacerdote esta es una experiencia básica, amistad con los demás creyentes, con personas concretas, con familias concretas, amistad con los que compartimos la misma casa, con el equipo parroquial, amistad entre ministros. Que nunca se diga de nosotros esa lapidaria frase de Malraux al referirse a los sacerdotes: “Por que no aman a nadie, creen que aman a Dios”. Esas experiencias sencillas y cotidianas de amistad, nos abren a la amistad mas profunda y decisiva, la amistad con Dios, y así como entre amigos se conversa, se discierne, se anima, se perdona, así es lo mismo con el Amigo Fiel en los momentos de oración. Yo agradezco a Dios y a ustedes por ese don de la amistad, porque muchas veces algunos de ustedes me corrigieron, me ayudaron a discernir cosas, me alentaron…fueron en definitiva amigos y no cómplices.

2.- En segundo lugar, debo decir que estos años los he vivido con profunda ilusión, a mi me gusta ser sacerdote y podía estar esta iglesia llena como hoy o haber una sola persona e igualmente me sentía útil. Hemos soñado juntos muchas veces nuestro ministerio, nuestra iglesia, nuestro país, quizás algunas veces la modorra de los tiempos y las circunstancias nos aletargaron pero no hemos perdido la capacidad de soñar.  Evidentemente no somos unos ilusos, sabemos que la condición fundamental para que los sueños se cumplan es estar despiertos y en eso esta Iglesia también nos ha ayudado. Siempre recuerdo lo que mas de una vez nos dijo Paco D’alteroche, parafraseando un dicho de su amigo Mons. Angelelli, hay que estar con un oído puesto en Dios y el otro en nuestro pueblo. Las reuniones del IPA, u  otras locales y nacionales nos ayudaron a estar vigilantes y alertas para que no se nos pase la oportunidad de anunciar la gracia del Señor.

3.- Hay un tercer dato en mi experiencia, la experiencia de mis propios límites y  pecados. Como no pedir perdón por ejemplo a este pueblo quechua que me acogió con tanto cariño, por no haber aprendido suficientemente su lengua…ese es uno de los límites vergonzosos de estos 25 años. Hay límites que vienen del carácter y hay otros que vienen del pecado. Pero aprendí en estos años que el pecado, el propio y el social, son reveladores del amor de Dios, la experiencia de la fragilidad nos pone delante de una gran verdad: es tan grande el amor de Dios que experimentar existencialmente su perdón nos llama siempre a una mayor radicalidad. Muchas veces mirándome a mi mismo y mirándonos entre nosotros decía que frágiles somos!!! Y sin embargo sentimos la mano amorosa de nuestro Dios que se posa sobre nosotros que no tenemos nada mas que ofrecerle que nuestra propia debilidad  Ya una mujer, María,  a pesar de no tener pecado lo había cantado, “se fijó en la pequeñez de su esclava”. Creo que la experiencia del magnificat es básica para la espiritualidad sacerdotal.

Celebrar los 25 años de un sacerdote nos lleva a plantearnos un tema por demás evidente, el de la escasez de sacerdotes. Somos pocos y no somos eternos. Y no solo por pensar en quienes nos van a reemplazar sino porque es un derecho de la comunidad contar con sus propios ministros, es que recuerdo el tema. Lo planteo no como un tema general sino hago un llamamiento preciso a las familias para que creen las condiciones para que surjan vocaciones; a los amigos de UNEC, pastoral universitaria y grupos juveniles para que pongan en sus agendas el tema, y a los seminaristas para que vivan con entusiasmo e intensidad esta etapa de su formación.

No puedo terminar esta reflexión sin agradecer tanto a tantos. Agradecer a mi familia, a los que ya no están y a los que siguen viviendo, que siempre aceptaron mis opciones, que siempre me respetaron y animaron y que me dieron mucho sin exigirme nada. A la iglesia y al pueblo de Puno en especial de Caracoto, que me acogieron con cariño y en cuyas tierras he entablado lazos entrañables de amistad A los pastores de la región  como Julio, Alberto, Lucho Dalle y Lucho Vallejos que están en el cielo y a los que aun están Jesús Mateo, Albano, Paco, Raymundo, y a los actuales obispos. Gracias Juan, tú y Elio, encarnan las dos experiencias de fe más importantes que he tenido después de la de mi familia, la vivida en los salesianos y la vivida en el sur andino. Muchas veces me han dicho bromeando que pasar por los salesianos “imprime carácter”, creo que cualquier experiencia vivida con intensidad imprime carácter y yo viví con intensidad y alegría la experiencia del colegio y de la congregación, también debo decir que esa intensidad se hizo más fuerte y cualitativamente diversa en la experiencia vivida acá en el Sur Andino. Entre estos dos momentos  hubo un tiempo corto pero que marcó definitivamente mi vida, mí tiempo de universitario en el que me vinculé a la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Católicos). Allí tuve la oportunidad de conocer a personas como Gustavo Gutiérrez, Jorge Álvarez Calderón, Luis Fernando Crespo y Hugo Echegaray y sobre todo a laicos en los que vi un estilo de ser cristiano que no había visto antes, gente que desde su vida profesional y desde la seriedad de su fe, se comprometían con nuestro país y con los intereses de los pobres. Entendí allí lo importante que es para ser sacerdote el tener una experiencia laical seria y entusiasmante,   De otro modo se corre el riesgo de encerrarse en una vida clerical y estrecha.

Tendría que agradecer a muchos de mis amigos sacerdotes, sobretodo con los que he trabajado estrechamente o que han sido o son mis vecinos de parroquia. Permítanme agradecerle a uno, que aunque  no trabaja acá, he mantenido con él lazos que llamaría simplemente como cristianos, él ha sido para mi un hermano, un padre, un amigo, un compañero, un colaborador, un acompañante, es decir hemos entablado una relación cristiana, me refiero a Jorge Álvarez Calderón. Muchas veces les dije a los seminaristas que el tener un acompañante o director espiritual o como se le quiera llamar no se limita solo a la experiencia del seminario. Es importante tener un punto de referencia a quien acudir, con quien conversar, con quien compartir, y eso lo debemos hacer toda la vida, como diría San Francisco de Sales, lo vamos a necesitar hasta 15 minutos después de muertos.
Mi gratitud a todos los que han hecho posible que hoy nos veamos. A los amigos de Lima que me obsequiaron las lindas tarjetas que ustedes han recibido, a mis amigos del equipo parroquial de Caracoto y a diferentes personas y familias que me han obsequiado esta fiesta, su participación, entusiasmo, el tiempo dedicado hacen que este encuentro sea la fiesta de todos. Gracias a los que vinieron de lejos, de Lima, de Carabayllo, de Ayacucho, de Arequipa, de Ilo, de La Paz y de las diversas jurisdicciones del Sur Andino, gracias a mis compañeros y compañeras de Diócesis. Al recordarlos a todos como no tener un recuerdo especial por dos amigas que hoy están pasando momentos difíciles, a María Álvarez quien sufre una enfermedad terminal y a la querida Lola y a las hermanas dominicas del Cuzco que se van reponiendo del accidente que tuvieron hace un mes.

Cuando uno hace un recorrido así, se le presentan múltiples rostros, diferentes miradas…la conclusión es que con amigos como ustedes, vale la pena celebrar…no tengo ninguna duda que hay motivo de sobra….y con amigos como ustedes que Dios mande todos los demás años que el quiera que con gusto los viviré. Gracias.


“El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para llevar la buena noticia a los pobres…”. Lc.4.18ss

HOMENAJE AL PADRE MANUEL VASSALLO PASTOR EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO.
CARACOTO - JULIACA 20-21 ABRIL 2016