lunes, 16 de marzo de 2015

La indignación y compasión de un cura jesuita por lo que sucede en Ayacucho

Indignación y compasión

Francisco Chamberlain, s.j.

Al comenzar a escribir este artículo, tengo que admitir que me llena de una rabia e indignación, quizá no muy santa, ciertamente distinta de la indignación de Jesús en el evangelio del domingo pasado (Juan 2, 13-25), cuando entra en el templo y ve a los vendedores de animales y palomas para los sacrificios rituales, convirtiendo la casa de Dios en un puro negocio (del que los curas del templo seguramente recibieron su tajada). Jesús voltea a las mesas de los cambistas y tira las monedas por el suelo; agarra el látigo y bota a los vendedores de animales y de palomas. Sus palabras más duras se dirigen a los vendedores de palomas, porque la paloma era el sacrificio al alcance de los magros recursos de los pobres. Hacer negocio con los pobres era lo que más le indignaba.

Hace seis meses vinieron a Ayacucho el Ministro de Justicia, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, la congresista Pérez Tello, una mujer de gran sensibilidad, el ex-presidente de la CVR, el Dr. Salomón Lerner Febres, para la ceremonia que declaraba el terreno abierto todavía de lo que quedaba de la Hoyada como un Santuario de la Memoria de los muertos y las barbaridades hechas en este lugar y a la larga de los años de la guerra interna. En el mismo acto el Sr. Pillaca, haciendo las veces del presidente de la Región de Ayacucho mientras Oscorima hacía su campaña de re-elección, decía que el GRA iba enseguida a cercar el terreno del santuario para evitar nuevas invasiones del mismo. Hasta ahora, NADA se ha hecho.

El 9 de febrero Oscorima puso la primera piedra de lo que llamaba el Parque de la Memoria (¡Carajo!, no es un parque, sino un Santuario). Se dijo rebumbantemente que en 45 días el terreno estaría cercado. Hasta ahora NADA se ha hecho. Lo único hecho es que algunos pobladores de la zona ha limpiado un pedazo del terreno para lo que parece una canchita de fulbito. ¡Por Dios!

Sr. Oscorima, está empezando su segunda vuelta como terminó la primera, autoritariamente sin sensibilidad, sin consulta a las personas sobre sus planes, sin consulta a ANFASEP, sin consulta a CORAVIP, sin consulta a los hombres y mujeres del Movimiento por los Derechos Humanos en Ayacucho, es decir, sin ninguna sensibilidad para con las personas que han sufrido tanto, sin sensibilidad para con la actual generación y las futuras generaciones de ayacuchanos. Eso de convertir el terreno en un vulgar parque es una soberana estupidez. Queremos un Santuario que nos recuerde las barbaridades del pasado, para que ahora y en el futuro no se repitan.

Sr. Oscorima, le faltan cantidades industriales de la virtud de la compasión. La compasión es la virtud, la práctica, que nos hace verdaderamente humanos. Si bien el mejor practicante de la compasión en la historia humana es Jesús de Nazaret, esta virtud es fundamental para cualquier ser humano, sea creyente o no. Es ciertamente fundamental para todo gobernante que quiere construir el bien común de su pueblo.

A veces en los textos litúrgicos, felizmente no siempre, se dice que Jesús tuvo lástima de la gente. No es lástima lo que Jesús sentía, sino compasión. La compasión es la virtud, la capacidad, de entender de cabeza y corazón lo que vive el otro, los otros, tanto sus penas como sus anhelos, sus deseos, sus alegrías. Es salirnos de nosotros mismos, de no hacer que mis ideas, mis gustos, mis planes sean lo que siempre han de prevalecer. Es de veras tomar en cuenta la situación del otro, de los otros, sobre todo la situación de los que sufren de alguna u otra manera.

Ninguno de nosotros somos perfectamente compasivos siempre. En efecto, todos tenemos los brotes de egocentrismo en mayor o menor grado. Si se quiere, todos somos pecadores. Pero el alcance de nuestra más plena humanidad posible depende de nuestra capacidad de ser hombres y mujeres compasivos.

Sr. Oscorima, haga cuanto antes ese cercado prometido más de una vez. Consulta a la gente más sensible al tema de la Hoyada antes de hacer algo. Me imagino que Ud. no tiene como vocación la de ser un imbécil. Que no sea un simple idiota prepotente ante un tema tan sentido para tanta gente.


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