jueves, 19 de junio de 2014

Danny López: “La lanza es un símbolo awajún, no un arma”

La siguiente entrevista fue realizada por Jacqueline Fowks, colaboradora en la página web "Cuadernos doble raya: crónica iberoamericana, plaza de buen humor y foro para un mundo abierto"

López escribe un diario, quiere que sus hijos
lo lean cuando crezcan. (Foto: J.Fowks)
El 5 de junio de 2009 la policía peruana atacó a manifestantes que bloqueaban una carretera en la selva norte de Perú –en protesta contra decretos legislativos que cambiaban el régimen de la tierra y el acceso a los recursos naturales– y luego de dos enfrentamientos murieron 33 personas y un policía desapareció. Tras cinco años, son 52 los acusados por los hechos, indígenas y mestizos que van a las audiencias del juicio cada 12 días. Danny López Shawit es uno de los tres procesados que estuvo en prisión y pasó luego a detención domiciliaria, sin embargo, ha tenido que alquilar una casa en la ciudad de Bagua porque la justicia cree que si vuelve a su comunidad donde vivía, se fugará.

En esta entrevista, López, un indígena de la etnia awajún, pide justicia, recuerda por qué los awajún protestaron, por qué no son salvajes y explica que las lanzas en su cultura “son un símbolo, no un arma, no las usamos para matar”. Cuando los awajún y wampís partieron a la carretera Fernando Belaúnde y la bloquearon para exigir la atención del gobierno del presidente Alan García, llegaron de sus pueblos portando únicamente sus lanzas: una imagen que los medios de comunicación de la capital reportaban como señal de violencia.

Tiene 31 años, su esposa y tres hijos viven en la comunidad de Pantaam (en Nieva, provincia de Condorcanqui, departamento de Amazonas), a unas cuatro horas de donde está detenido. Al terminar la secundaria se formó en Lima como chofer de maquinaria pesada y obtuvo su licencia profesional para esos vehículos. Está custodiado por dos policías que permanecen dentro de la misma casa. Comparte la detención domiciliaria en el mismo lugar con otro acusado del mismo caso, Feliciano Cahuasa, con quien se hizo amigo en el penal de Huancas (provincia de Chachapoyas).


“En esta situación no estamos porque nosotros quisimos, estamos por una causa justa”.

¿Cómo ha estado de salud?

Vamos a estar hasta terminar de esclarecer este atropello que nos está dañando tanto en el estado psicológico y físico también. Estar encerrado entre cuatro paraedes es bien difícil, cuando estás libre vas, trabajas, colaboras, estás con tu familia. Yo nací en la selva, he crecido conviviendo junto con la selva, ella es nuestra madre, nuestra vida, nuestro protector porque nos da para sobrevivir en la alimentación y en todo, por eso extraño la selva y quiero regresar. ¿Por qué desconfían tanto? Solo esperamos el cambio de detención domiciliaria a comparecencia restringida, nos pueden dejar vigilados. Aunque el proceso (judicial) demore  20, 50 años, nosotros vamos a estar ahí presentes. Yo no puedo cometer una tontería, una locura, ser prófugo; por eso estoy aquí, esperando a que se esclarezca todo en este juicio que se ha iniciado”.

¿Qué opina de cómo se está dando el proceso judicial?

En este juicio tienen que responder los políticos que han estado como Alan García y sus ministros, ellos tienen que responder, no nosotros. Los indígenas no han estado pidiendo aumento de sueldo, el pueblo awajun reclamó sus derechos, para que se hagan respetar y sean escuchados, no es salvaje como nos han tildado. Aquí alguien nos ha provocado que es el Estado, el responsable en vez de que nosotos estemos presos. Quizá porque nosotros somos pobres, humildes, quieren lavarse las manos con nosotros, pero estamos confiando plenamente en este juicio: se va a juzgar a los responsables, de eso estamos seguros, no nos tienen que culpar a nosotros. Fue un enfrentamiento que no debió suceder, un lamentable hecho, la primera vez en la historia que un país ha mandado a matar a su gente.

¿Va a acudir al intérprete en awajún cuando tenga que declarar?

Me expreso poco, en castellano, en lo que a mí me alcanza, llevo este apellido López por mi abuelo, pero soy indígena. Sí, prefiero expresarme en mi lengua en el juicio, no tengo problema en usar el intérprete.

¿Ha tenido abogado desde el inicio?

El primer abogado me mecía, me decía que me sacaba en un mes, en 15 días y como estaba desesperado de salir rápido le tuve que cambiar pero fue en vano, cambié luego como cinco o seis abogados. En 2012 tuve el apoyo de un abogado de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y desde allí ya no cambié más. Nosotros solo queremos la comparecencia restringida, queremos trabajar, estar con la familia, tengo tres hijos. La fecha que el juez señale nosotros no podemos faltar. Yo soy chofer, pero por ahí puedo buscarme un trabajo.

Ensartando unas cuentas para una pulsera.
Me han contado que está haciendo artesanía.

Con ese trabajito humilde puedo apoyarme y ayudar a mi familia.

¿Cómo consigue la cuentas, las semillas con las que trabaja?

Manuel Yoplac es un profesor en la Universidad Pedro Ruiz de Chachapoyas y siempre ha estado apoyando desde el principio (cuando llegó a la prisión de Huancas), es una persona muy solidaria se va a dictar clase a Nieva e Imaza, conversa con los estudiantes indígenas, ellos se solidarizaron con nosotros, recaudaron lo que podían de materiales y me han enviado (semillas, huayruros) de Nieva, Santiago y Cenepa, con eso hago llaveritos, pulseritas.

Los nativos detenidos en 2009 fueron muy golpeados, sea que participaron o no en las protestas. ¿Cómo se repone uno del dolor?

De todos los detenidos soy la persona que fui agredido más brutalmente: me dejaron en un charco de sangre, en todas las revistas y videos se puede ver, hasta ahora tengo una cicatriz. Volver a recordar ese momento que hemos pasado, esa situación tan tormentosa duele en el corazón, somos indígenas pero somos también seres humanos, tenemos el mismo derecho que las demás personas. El gobierno nos debió escuchar, debió derogar la ley que los pueblos awajun y wampis pedían, si nos hubiera escuchado antes eso nunca hubiera sucedido. Lamentamos mucho esta situación que ha pasado, tanto a los policías caídos que han dejado a sus familias e hijos en orfandad, es muy triste, en las casas de nosotros también. Nos quieren echar la culpa y no tenemos la culpa. El pueblo awajun salió con el símbolo indígena, nadie ha salido con armas. La lanza no significa asesinar a la persona. Otros creen que es un punzo-cortante que tiene veneno, pero no es así: identifica a los indígenas para defender su insignia indígena. No es para disparar a cierta distancia, se usa también en festividades, en actuaciones; en la costumbre de nosotros la usa el pamuk, el waymaku, un líder que tiene una visión, que ha visto el futuro de gobernar a su pueblo. Sale con su lanza, su corona de pluma de tucanes y su cinto de huairuro a cantar a su gente, levantar su moral, a dar fuerza, a cantar su visión. La lanza sirve para eso también, no sirve para matar. Es un símbolo, no un arma.

Publicado el 17 de junio de 2014

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