Por: LINO DOLAN, O.P.*
En 1948, cuando se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, había cierta comprensión que este acuerdo entre las naciones miembros fue promulgado con la intención de afirmar una verdad fundamental: cada hombre y cada mujer nace con el derecho inalienable a una vida humana digna. No era la ONU que ha legislado que fuera así sino un muy atrasado reconocimiento de los gobiernos del mundo de algo fundamental – cada persona humana, sea quien sea, sin distinción de raza, lengua, cultura, sexo, religión o status social nace con un derecho innato a tener acceso a todo lo necesario para desarrollar su vida con dignidad. Desde esa fecha, hasta ahora, se ha profundizado este mensaje en numerosos tratados internacionales que explícitamente comprometen a las naciones firmantes a respetar la vida misma y la integridad de todos los ciudadanos. Entonces, no solamente habría que asegurar el desarrollo equitativo de todos en lo básico, es decir, alimentación, vestido, educación y salud, que significa un salario justo y familiar sino implica también el respecto por la vida misma, eliminando la pena de muerte y la tortura. El Gobierno Peruano ha firmado la Declaración Universal y todos estos tratados posteriores.
La Diócesis de Chimbote, hace 40 años, fundó la Comisión de Justicia Social (CJS) con la finalidad de participar en la promoción y defensa de los Derechos fundamentales de todos los más pobres y marginados de la sociedad, animada desde nuestra fe en Jesucristo y el ejemplo de su opción preferencial por los pobres y olvidados.
Ahora, después de tanto tiempo trabajando en este campo, me pregunto: ¿Es verdad o mentira? No solamente en el Perú continúa la violación de los derechos de los más la débiles de la sociedad sino continúa en casi todos los países. El aspecto político en países como los Estados Unidos, Inglaterra, los países del medio Oriente muestran claramente que la situación de respecto para los Derechos Humanos corre el riesgo de disminuir en lugar de mejorar.
El Papa Francisco, en su Mensaje para La Jornada Mundial de la Paz, exhorta a todos que creen en la urgencia de defender una paz con justicia asume una posición de acción no violente, es decir, luchar con el arma potente de amor.
*Lino Dolan, O.P. fue director de la Comisión de Justicia Social en sus inicios.
*Lino Dolan, O.P. fue director de la Comisión de Justicia Social en sus inicios.
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