Celebrar las festividades del Patrón San Pedrito, este año, en Chimbote y en toda la provincia del Santa, no debería pasar por alto, en ningún momento, lo que estamos sufriendo socialmente, a consecuencia de los hechos de corrupción y muerte.
La celebración de San Pedrito además de ser una festividad tradicional de nuestro Chimbote, es también una festividad religiosa y cristiana que celebra el mundo católico en honor de PEDRO, el apóstol a quien Jesús encargó liderar al Pueblo de Dios-Iglesia viva, para alejarlo del mal.
La celebración de San Pedrito además de ser una festividad tradicional de nuestro Chimbote, es también una festividad religiosa y cristiana que celebra el mundo católico en honor de PEDRO, el apóstol a quien Jesús encargó liderar al Pueblo de Dios-Iglesia viva, para alejarlo del mal.
Los y las que nos identificamos con esta festividad, porque somos creyentes, creemos en este hombre débil y atrevido como muchos de nosotros y nosotras, que promete fidelidad a Jesús y a las pocas horas faltó a esa promesa, pero que inmediatamente y llorando se redimió y aceptó el encargo del hijo de Dios. Lo celebramos porque él representa esa nuestra humanidad frágil, que en un momento proclama amor a Dios y al prójimo y casi al instante desconoce esa declaración de Fe.
Lo que queremos decir a través de esto es que es bueno aceptar nuestras debilidades humanas, pero que esto en modo alguno debe ser el pretexto para ir a la deriva y no asumir nuestras responsabilidades.
Chimbote, nuestras provincias y la región necesitan hoy de creyentes coherentes y fuertes, convencidos de que nuestra participación en la recuperación de la moral y de la esperanza del pueblo, solo será posible si nos decidimos a ser ciudadanos completos, de esos que asumen no solo derechos sino por sobre todo deberes.
Queremos que esta fiesta de San Pedrito no sea una más, queremos que marque un punto de partida en la nos sacudamos de un poco de egoísmo e indiferencia.
Aquí compartimos un extracto de un Mensaje del Papa Francisco, que nos puede ayudar a entender lo que nos está ocurriendo.
“La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles a los gritos de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son lindas, pero no son nada, son una ilusión fútil, del provisorio, que lleva hacia la indiferencia hacia los otros, es más, lleva a la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, ¡no nos atañe, no nos interesa, no es asunto nuestro”
Francisco, luego, pide perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas (víctimas de sicarios, víctimas de la corrupción) "Te pedimos perdón por quien se acomodó, quien se encerró en su bienestar que lleva a la anestesia del corazón; te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones,…han creado situaciones que conducen a estos dramas".
Comisión de Justicia Social
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